NINGUN JUEGO DE AZAR

El joven piloto Diego Azar ostenta un cuarto puesto en Olavarría, el segundo lugar en Oberá y el gran triunfo en Paraná, lo ubican como el único líder de la temporada 2012, con 64 unidades. “Arrancamos muy bien. En Junín tuve errores por falta de experiencia, pero de Olavarría para adelante nos fue muy bien. Ojalá sigamos así todo el año”, analizó.



En el Autódromo “Ciudad de Paraná” llegó el primer triunfo. Y la alegría de su gente más cercana, su familia y amigos, es inmensa: “Mi viejo todavía no puede borrar la sonrisa, está muy contento. Quiere repetir el mismo resultado en Junín. Mis amigos me apoyaron y me felicitaron un montón. Seguramente vamos a festejar este fin de semana juntos. La chica que me entrena también estaba muy contenta. Para mí es todo nuevo esto, fueron muchas notas. Las publicidades muy contentas, algunas ya se quieren ir agregando”.

Pero la felicidad no sólo pasa por los que lo rodean. La sensación del objetivo cumplido, la obtención de su primer triunfo en la categoría, es algo que quedará marcado por siempre en su interior: “No hay mejor satisfacción que esta. Es el mayor logro de mi vida. Arriba de un auto de carrera, en una categoría nacional, encima me lo arma mi viejo. Significa mucho para mí. Fue una gran felicidad bajarme y que el equipo esté ahí, corriendo, emocionados, yéndome a buscar. Es un momento único en mi vida que nunca voy a olvidar”.

La competencia fue dura pero el joven piloto supo manejarla con mucha experiencia y tranquilidad, logrando un triunfo rotundo de punta a punta, casi sin sobresaltos. 


“La primera vuelta fue difícil porque Diego Menéndez se tiró por afuera y costó mantenerlo. Pero al curvón llegué con el auto a favor y no le dejé chance de tirarse. Después de esas tres curvas pude establecer un ritmo rápido y me pude escapar, para que lo de atrás peleen. Saqué una buena diferencia. La clave era repetir el tiempo en todas las vueltas”, explicó el piloto que usa el Mondeo Junior número 10. Y agregó:“Faltando cinco vueltas entró el auto de segueidad. No me desmotivé ni nada. Sabía que la podía ganar. No tenías dudas. Por suerte la ganamos igual”.

Además, Azar señaló que la satisfacción que genera integrar el equipo de su padre es inmensa. El trato, los años compartidos, las experiencias, son algo que hacen que cada carrera sea especial. 
Sin embargo, no hay trato diferencial a la hora de atender los autos:“Obviamente le da a todos lo mismo. El mío es especial porque con el equipo tengo una relación de muchos años, prácticamente desde que nací. Es distinto vivir las alegrías, las emociones, cuando chocamos, cuando me equivoco…Ellos se amargan igual que yo, la sufren igual que yo y lo disfrutan igual que yo. En eso es distinto. Pero a los autos le da todo lo mismo. Lo que si tenemos mucha confianza. Mi papá me caga mucho más a pedos, o me alienta más (risas). Pero me siento un piloto más”.